Powered By Blogger

lunes, 9 de abril de 2018

Doña Ximena.


Capítulo.- 5

Doña Ximena.


A primera hora de la mañana ha llegado una gata de la más alta alcurnia, a presentar una queja a Don Patrocinio sobre el trato recibido en uno de sus establecimientos de calzado, alega que no ha sido atendida como ella se merece por uno de sus empleados.
Don Patrocinio le ha dado las más sinceras disculpas y le ha comunicado que ya estaba al tanto de lo ocurrido y que ha puesto remedio al asunto, ha enviado al empleado a un curso de “cortesía con los clientes”.
Una vez pedida las disculpas le ha presentado a su querida esposa Doña Marta, que ha asistido a la recepción de la gata que se ha sentido ofendida. Doña Marta estaba acompañada de una manada de cinco cachorros que últimamente ha engendrado con Don Patrocinio, estos no se han movido absolutamente para nada, puesto que para estas ocasiones los tiene muy bien educados. La clienta ha aceptado las disculpas de Don Patrocinio y Doña Marta le ha pedido con suma amabilidad que hoy se quede a comer y le ha rogado además que le cuente lo ocurrido con el empleado de la zapatería, a lo que la clienta, que resultó llamarse Doña Ximena ha accedido y le ha contado lo ocurrido, de lo que hemos oído de la conversación mantenida entre las dos gatas, hemos llegado a la conclusión de que el empleado de la zapatería se había negado a darle unos masajes en los cuartos traseros en la trastienda de la misma.
Una vez que se alejaban dando un paseo nos hemos acercado a Don Patrocinio y  Don Zacarías le ha comunicado que le estoy contando la historia de un romance que mantuve con una joven y que a su debido tiempo le dejará leer todas las notas que de dicho romance va tomando, pero de momento no puede comunicarle nada más sobre el asunto, puesto que lo que le estoy contando va tomando un cariz de armas tomar.
A indicación de Don Zacarías nos hemos dirigido a la sala de video conferencias a degustar una botella de vino de las que solamente sirve en ocasiones muy especiales, reserva del 98, acompañada de buen queso, obtenido de la leche de sus propias ovejas y fabricado con una formula artesanal que el Gran Akila guarda celosamente y no la transmite a nadie, formula aprendida en su Egipto natal y que sus abuelos y sus padres le enseñaron antes de emigrar a Europa.
Una vez que el vino comenzó a hacer efecto, Don Zacarías ha pedido a Don Patrocinio que antes de la comida de hoy, le presente a la gata Doña Ximena a ver si puede llegar a un arreglo con ella, con el fin de desposarla cuanto antes, pues lleva unos días con calentura, que no fiebre y se siente muy rejuvenecido, a lo que Don Patrocinio accedió al tiempo que le aconsejaba que le vendría muy bien una compañera joven y esbelta.
Don Patrocinio Herrero Zapatero.
La conversación tuvimos que dejarla para atender a Joao, uno de los gatos pertenecientes, como ya sabemos, a “La banda de los festines” y que se acercaba con un gato muy joven y que había encontrado cuando trataba de entrar en “El Encinar”, estaba muy delgado, con el pelo sucio y se encontraba famélico.
A preguntas de Don Zacarías llegamos a saber que el primer día que su madre lo dejó salir al parque a jugar con los amigos, estos le habían abandonado, no supo volver a casa él solo y desde entonces estaba perdido y que su nombre era Melquiades.
Don Zacarías ordenó al gato Joao que le acompañase a la cocina y que le dieran de comer hasta que quedase saciado, acto seguido  se daría una buena ducha y que las empleadas del servicio doméstico le proporcionasen ropa adecuada a su talla y que se le asignara una cama en el dormitorio que vosotros ocupáis, pues veo en este joven madera de calidad, que una vez pulida en las debidas condiciones y debidamente educado puede prestar un gran servicio aquí en “El Encinar”. Mañana y después de que esté bien comido, limpio y haya dormido bien, me lo acercas aproximadamente a media mañana para que nos cuente lo que le ha ocurrido.
Llegada la hora de la comida Doña Ximena le fue presentada a Don Zacarías y en una pequeña charla entre Don Patrocinio y Doña Marta acordaron sentarlos juntos, para que tuvieran la debida oportunidad de ir conociéndose mutuamente, en caso de que no hicieran malas migas, Doña Ximena sería invitada a permanecer en “la casona” el tiempo suficiente que necesitase Don Zacarías para enamorarla y convencerla de que lo aceptase en santo matrimonio.