Capítulo.- 6
La encina del águila.
Durante la comida a la que
nos invitó Don Patrocinio acudimos bastantes comensales, pero la invitada de
honor sin lugar a dudas era Doña Ximena, que ya tuvo buen cuidado Doña Marta y
a indicaciones de Don Patrocinio de sentarla al lado de Don Zacarías.
En representación de los
porqueros psicólogos acudieron Eumeo y Don Jeremías Pelotari Tocador, que como
licenciados universitarios y además con un máster cada uno en violencia de
género, nos sorprendieron con sus conocimientos en esta materia, las Leyes se
han endurecido con la nueva entrada en vigor de la llamada Ley Mordaza y que
entró en vigor a primeros de julio del dos mil quince.
Don Zacarías ni les
escuchaba pues mantenía una conversación muy amena con Doña Ximena y puede que
intima, ya que en algunas ocasiones, al oído, se susurraban lo que se decían
entre ellos.
A propuesta de Doña Marta,
Doña Ximena permanecería como su invitada durante una temporada larga en “El
Encinar”, poco le costó convencerla y bien mirado como una “celestina” se
portó.
Terminada la comida y ya
en la sobremesa Don Zacarías y Doña Ximena salieron a dar un paseo por los
alrededores de “la casona” y al cabo de una hora regresaron y otra vez de
vuelta al trabajo, cada uno a sus quehaceres.
Don Zacarías y Don
Patrocinio me rogaron que les acompañase, pues con la crisis y a pesar de lo
mucho que el gobierno pregona contra viento y marea, los negocios no acaban de
remontar como ellos quisieran, aunque siguen obteniendo buenos beneficios, han
encargado al Gran Akila hace unos días, dada la extensión de “El Encinar” que
realice un estudio de mercado sobre el hongo “Tuber melanosporum”, la apreciada
trufa negra y si el informe es favorable dedicarían un mínimo de diez hectáreas
a su cultivo. Estudio que ya ha terminado y que dentro de media hora les va a
exponer en la sala de video conferencias, al que tengo que asistir por si
tuviera que tomar alguna nota en especial ya que el Gran Akila emite sus
informes por escrito, pero quién sabe si será necesaria mi colaboración, por lo
tanto a la sala de video conferencias y con el fin de escuchar el estudio que
emita el gato egipcio nos hemos dirigido, allí lo hemos encontrado dándole un
último repaso, el cual tenía impreso en un solo folio, por lo tanto no tardó
nada en leerlo y al final del mismo la conclusión era clara. Este negocio es rentable
al diez mil por uno.
Como es costumbre
habitual, el informe lo guardó Don Zacarías en la caja fuerte que en el sótano
más profundo tiene instalada.
Una vez de regreso hemos
decidido dedicar no solo diez hectáreas al cultivo de dicho hongo sino el
doble, para ello Don Patrocinio ha decidido que hay que buscar un lugar
adecuado y ha llamado al cuervo que desde el aire y desde gran altura examine
el terreno más adecuado para realizar las labores oportunas y por teléfono ha
contactado con una empresa especializada en cercar terrenos con alambradas
triples, separadas por dos metros de distancia entre ellas y la que ocupe el
centro debe ser electrificada con un voltaje de alta tensión, que sea capaz de
electrocutar al que la toque en décimas de segundo, mientras Don Zacarías ha
llamado a la banda de “Los festines” y en un sobre les ha entregado la misión
que les encargaba y que en el menor tiempo posible tenían que tener concluida.
Al mismo tiempo les decía que era de vital importancia que se realizase en el menor
tiempo posible ya que una vez terminada esta les encomendaría otra y que ya les
anticipó que sobre esta última no hay que guardar secreto, que de todos los
habitantes de esas tierras que tenían que recorrer son conocidos los caminos
que desde España van a Portugal por rutas alternativa a las moderna autovías y
carreteras hay y que están situados en lo más alto de las montañas, caminos
empleados para el “extraperlo” durante
la guerra civil que asoló a España desde mil novecientos treinta y seis hasta
mil novecientos treinta y nueve y hasta bien entrados los años setenta.
Estos salieron
inmediatamente a su cometido y Don
Zacarías -les dijo- que se llevasen con ellos al gato Melquiades con el fin de
que en la aventura se fuera recuperando psicológicamente de su desdicha, a la
vuelta hablaría detenidamente con él y a la vez fuera adquiriendo conocimientos
en trabajos especiales. Al “rabillador” le dijo que respondía con las garras de
las patas delanteras si Melquiades no
volvía integro y sin un solo rasguño, o incluso peor os aplico la “decimatio”.
Una vez puesto todo en
marcha Don Zacarías -nos comunicó- que necesitaba una ducha de agua helada pues
según comentó entre las aventuras del escribano y la conversación mantenida con
Doña Ximena la calentura, que no fiebre, lo estaba matando.
A Ud. Don Patrocinio
-dijo- le ruegue a su señora esposa que desde ahora, en las comidas no siente a
Doña Ximena a mi lado, debe sentarla
enfrente de mí, no es por no hablar con ella, cosa que me da gran placer es
para saber hasta dónde llego con una de las patas de mis cuartos traseros por
debajo de la mesa, posiblemente a Doña Ximena le interese saberlo.
Después de la ducha -continuó-
me voy a retirar a meditar a mi habitación y ordenaré que la cena me sea
servida por el servicio domestico y dirigiéndose a mí -dijo- mañana y a la
misma hora que de costumbre en la encina del águila nos encontramos, con el fin
de que sigas contándome tu aventura con Ana.