Capítulo.- 8
Los profesores y el Sr.
Cura.
Hoy a primera hora de la
mañana han llegado a “El Encinar” cuatro camiones grúa precedidos y escoltados
por sendas furgonetas con luminosos color naranja con el que anuncian a los
demás conductores que son vehículos de medidas excepcionales y tonelaje especialmente
pesado, a la entrada se han detenido y de una de las furgonetas se ha bajado un
gato vestido con ropa de faena y ha preguntado por Don Patrocinio, quien
avisado inmediatamente, ha hecho acto de presencia y le ha dado las órdenes
oportunas para que las pesadas grúas se dirijan al lugar donde se van a sembrar
el hongo “Tuber melanosporum” y la nueva seta perteneciente a la variedad de
las llamadas Dictyofhora, esta seta y siempre según lo publicado por la revista
“International Journal of Medicinal Mushrrooms”, tiene entre seiscientos y mil
años y de la cual ya conocemos sus propiedades.
Al rato ha llegado Don
Zacarías de hacer deporte y una vez informado de la llegada de las grúas, ha
dicho que estarán todo el día a la espera, pues las mercancías encargadas a los
miembros de “La banda de los festines”, no llegaran hasta que no sea noche
cerrada, con los gastos que esto nos va a originar, gastos que con una buena
coordinación en los horarios hubiéramos ahorrado.
Don Patrocinio le ha
respondido que es inevitable la espera y que en su debido momento le dirá las
causas por las cuales han llegado a primera hora, es una cuestión de estrategia
y no de economía, cambiando de tema, he recibido una llamada de mi amigo J.
Nuevo y estarán a punto de llegar, si es que no lo han hecho ya, el Maestro
Nacional y el Licenciado en Teología, que es sacerdote, le ruego que vaya a
recibirlos como se merecen y que el servicio doméstico les asigne habitaciones
adecuadas a su rango.
Vamos -me dijo- ven
conmigo y anotas sus nombres y redactas un contrato con las condiciones y el
salario a percibir, no les pagues más de dos mil euros netos y estos estarán
sin asegurar, si como me figuro y debido a su edad estarán jubilados, pero otra
vez tenemos en esto a los políticos metidos en Leyes, todo gato mortal de este
País de Taifas, tiene derecho a una pensión si ha cumplido los requisitos que
en Derecho Laboral se exigen para alcanzarla, pero si observas como están
concebidas las Leyes sobre esta materia, los políticos con ocho años en el
Parlamento sobrepasan con creces, el día que se jubilen, la pensión máxima
establecida para los contribuyentes mortales como tú y yo, que en realidad
somos los que pagamos junto con muchos otros, sus sueldos y pensiones, estos
siempre están por encima de las Leyes para los demás establecidas, nosotros
cotizamos más de treinta y cinco años como mínimo. Mira, se acercan tres motos
pequeñas a la casona, démonos prisa a ver quiénes son, cuando hemos llegado a
la casona hemos visto a dos gatos y una gata sacudiéndose el polvo de sus ropas
y que una vez sacudidas convenientemente han dejado visibles a dos gatos, uno
era el sacerdote, vestido con sotana negra y alzacuellos, es decir, un cura
vestido a la antigua usanza, con su correspondiente coronilla recién rapada, un
gato vestido con el uniforme tradicional, todo él de azul, de la antigua FET y
de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva
Nacional Sindicalista), la gata portaba la misma vestimenta que el Maestro
Nacional, solamente se diferenciaban en que uno llevaba pantalón y la otra
falda que le cubría hasta bien por debajo de las rodillas. Ante Don Zacarías se
cuadraron y con la pata delantera derecha en alto y al frente le saludaron, y
lo que más me sorprendió fue que Don Zacarías correspondió al saludo de igual
forma, pero eso sí, de forma más marcial y al mismo tiempo, todo él parecía
rejuvenecido.
A mí me tendieron la mano
cortésmente, al mismo tiempo que se presentaban con su nombre y apellido y que
resultaron ser el Sr. Cura: Don Andrés Pulido, el Maestro Nacional: Don Vidal
Reguera y la gata Dña. Pilar No de Rivera.
A todo esto -dijo Don
Zacarías-, si mal no recuerdo, a Don Patrocinio le dije que una vez puesto en
contacto con su amigo J. Nuevo le comunicase que me mandara un sacerdote y un
maestro.
Ya, eso es lo que Don
Patrocinio pidió -dijo Doña Pilar- pero su amigo J. Nuevo, por previsión y
sabiendo que había cachorrillas de gata me manda a mí como digna representante
de la Sección Femenina, todo ello con el fin de convertirlas en unas excelentes
“mochuelas cosedoras” y que aprendan las labores de casa y una vez que alcancen
la madurez sean comprensivas con sus futuros maridos.
Donde tendría yo la cabeza
-dijo Don Zacarías- no entiendo cómo pude tener semejante olvido, gracias a que
los amigos de Don Patrocinio demuestran su valía en todas las ocasiones, bien,
acompáñenme a su nueva residencia, en la cual el servicio doméstico les tiene
las correspondientes habitaciones preparadas, todas ellas serán dignas de su
rango social y en caso de que encuentren el más mínimo defecto en ellas, les
ruego lo comuniquen al servicio doméstico y este será subsanado de forma
inmediata.
Tú, escribano, ya has oído
los nombres de estos ilustres señores, prepara los correspondientes contratos y
a lo que te dije sobre el sueldo a percibir, les añades otros quinientos euros
mensuales, no me vayas a salir como el ministro actual y los recortes de
Mariano. En esta casa no se repara en gastos para la educación.
De nuevo se dirigió a los
profesores contratados y les comunicó que una vez que se sometieran a una
esmerada limpieza, podían comer ratones “coloraos”, ya saben, dispongo de un
criadero de ellos y se reproducen a tal velocidad que no los damos comidos y
esta tarde y respetando la siesta que todo gato debe dormir en sus debidas
condiciones, firmaremos los correspondientes contratos y pasarán a desempeñar
su trabajo.