Capítulo.- 9
La llegada de “La banda de
los festines”
(En honor al pueblo de Francia)
(En honor al pueblo de Francia)
Sobre la una de la
madrugada y cuando más profundo tenía cogido el sueño, unos fuertes golpes en
la puerta del Chalet en el que en “El Encinar” vivo, me han despertado
sobresaltado, cuando he abierto la puerta me he encontrado a Don Zacarías y a
Don Patrocinio, eran portadores de la noticia de que al mismo tiempo y en menos
de diez minutos harían su entrada en “El Encinar” todos los miembros de “La
banda de los festines”, sin excepciones, tanto los que habían ido a buscar las
encinas micorrizadas como la nueva seta traída de Hawái por el gato Joao y el
pequeño Melquiades. Don Zacarías había desempolvado su cámara de fotos para la
ocasión y Don Patrocinio me dijo: venga vamos que tomes las correspondientes
notas y con las fotos que obtenga Don Zacarías de este momento histórico en
este encinar, podamos recordar como es debido semejante acontecimiento.
En unos veinte minutos y
al mismo tiempo que arribaba una fila interminable de camiones de gran
tonelaje, cargados con las encinas y las lenguas de lava volcánica, llegamos al
unísono a la puerta de entrada donde se iban a sembrar las nuevas plantaciones.
Una vez que se detuvo la
caravana de camiones, de uno de ellos bajó un miembro de la banda y acercándose
donde estábamos le solicitó a Don Zacarías las instrucciones que tenía que dar
sobre una docena de gatos expertos en el cultivo de las encinas micorrizadas y
que venían ocultos debajo de las encinas
y a los que acompañaba una perra adiestrada en la búsqueda de la trufa
negra.
De qué raza es esa perra -preguntó
Don Zacarías-, no será de la raza pastor alemán, parecida a los de la
Secretaria de Estado Doña Bibiana Aido y que en su día tan mal rato me dieron,
aunque los de la Señora Ministra eran más conocidos por cabreros nazis.
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Don Patrocinio auscultado por el chamán. |
De esta raza, alanos
españoles, encargue Usted Don Patrocinio a su amigo J. Nuevo dos docenas de
ellos y otras dos docenas de estos pastores belgas, todos ellos debidamente
adiestrados en la guarda y custodia, que aquí tendrán el cometido de defender,
de posibles intrusos, las nuevas plantaciones, con menos no lo hacemos dada la
dimensión del terreno a cubrir.
Mañana a primera hora
-contestó Don Patrocinio- me pongo en contacto con él para que esto lo haga de
forma urgente, de momento, que bajen todos de los camiones y los acompañas a La
Casona. Los conductores, que metan los camiones para que descarguen de ellos
las mercancías el personal que para esos menesteres he contratado con su equipo
de camiones grúa, al tiempo que con tristeza añadía: Buen Pueblo ese en los
momentos de dolor, unidos como una piña están, que se entere de esto el ex
presidente zETAparo y el cabrón del doktor "cun fraude" Pedrito Sánchez.
Don Zacarías, mientras, se
dedicaba a sacar fotos del momento histórico que en “El Encinar” estaba
ocurriendo y dijo que él se quedaba con el fin de ir a tomar las
correspondientes instantáneas en el momento de la descarga de la seta amarilla
que en las planchas de lava vienen ya en su punto y que deberían ser puestas en
el mismo orden en el que se habían sacado, y que debidamente y con ese
propósito vienen numeradas, a sacar las instantáneas se fue.
Una vez que todos, excepto
los conductores de los camiones, hubieron bajado de los camiones, incluido el
pequeño Melquiades, que venía medio dormido, el jefe de la banda y que por
motivos de seguridad aquí omitimos su nombre, le ha contado a Don Patrocinio,
que habían encontrado en la provincia de Teruel un encinar de más de
veinticinco hectáreas, con encinas de cuatro años y en una noche las hemos
robado todas y las hemos cargado en los camiones contratados al efecto con sus
correspondientes conductores.
Esa idea de robar las
encinas -contestó- de dónde ha salido, quiero una respuesta convincente.
Pues saque Usted mismo
conclusiones, nosotros nos hemos limitado a cumplir las órdenes que Don
Zacarías Moro Moro nos dio por escrito y para que vea que esto es cierto, aquí
las tengo. Sacó del bolsillo un papel debidamente doblado y efectivamente, una
vez que Don Patrocinio lo desdobló de una fuerte sacudida, debidamente
firmadas, allí estaban las órdenes dadas por Don Zacarías. Órdenes que Don
Patrocinio guardó en el bolsillo interior de su chaqueta.
Vete a buscarlo José Luis,
que se deje de tanta foto y que venga inmediatamente, que quiero que me
explique esto como es debido.
No tardé ni diez minutos
en encontrarlo pues ya regresaba con la cámara de fotos en bandolera y con una
sonrisa de oreja a oreja.
En el momento en que llegó
a mi altura, le conté lo ocurrido y con su mayor aplomo me dijo que él no había
firmado ninguna orden en la que constase que había ordenado robar ni una sola
encina y menos veinticinco hectáreas de ellas.
Una vez que llegamos donde
Don Patrocinio Herrero Zapatero se encontraba con el resto de los gatos, este
le ha pedido explicaciones sobre las órdenes dadas, lo que nuevamente ha vuelto
a negar, al tiempo que decía: que con encinas suficientes para veinticinco
hectáreas y siendo veinte hectáreas las que se iban a sembrar, aún le quedaba
un buen remanente de ellas para reponer las que por cualquier motivo se secaran.
Ante esta negación, Don
Patrocinio extrajo del bolsillo de su chaqueta el papel donde constaban las
órdenes antes leídas y cuando lo ha desdoblado se ha encontrado con la sorpresa,
al igual que nosotros, de que en el papel, tal y como había aseverado Don
Zacarías, no había nada escrito.
Ante esto, todos hemos
quedado mudos y en silencio nos hemos dirigido a La casona.
En el trayecto Don
Zacarías se me ha acercado y al oído me ha dicho: Buena tinta esa, escribano,
nunca me ha fallado, cuando Don Patrocinio lo tire a la basura, lo recoges de
ella y lo archivas junto con los demás en la caja fuerte del sótano.
Como Ud. ordene San Pedro.
De eso nada, que yo
solamente lo he negado dos veces, no tres.
No voy a esperar a que lo
tire a la basura, me voy a dejar caer por la parte que para sí y los suyos
tiene reservada en “La casona” y a ver
si me invita a una sobre cena, pues después de la noche que llevamos tengo buen
hambre, creo que deberíais de bajar a la bodega y subirme uno de vuestros vinos
“Muga” con el fin de regalársela y así tendré una disculpa para presentarme
ante él.
Espera un minuto que ya
estoy aquí con ella, buena idea esa.
No tuve que esperar mucho,
ni un minuto, desde que ha comenzado con el deporte este gato está como un
león. Una vez que tuve la botella en mi poder, Don Zacarías se retiró a sus
aposentos y yo me presenté ante Don Patrocinio, quien al verme me rogó que
pasara a su cocina en silencio ya que Doña Marta y su prole estaban
profundamente dormidos en los dormitorios, en la cocina, una de las gatas del
servicio doméstico, terminaba de servirle una manzanilla doble.
Tan nervioso os encontráis
Don Patrocinio -le pregunté- para tener que tomar infusiones de este tipo.
Llama al Chamán que la ex
ministra Doña Ana Mato le envió a Don Zacarías, que me eche un vistazo, este
gato me va a matar a disgustos. De paso llamas también al Gran Akila, que
examine el papel por si él viera algo que los demás no vemos, dada su
experiencia en la escritura jeroglífica y escritura cuneiforme.
Enseguida Don Patrocinio,
una vez que les he comunicado a los dos que Don Patrocinio necesitaba de sus
servicios profesionales, he regresado a su lado y no llevaba ni dos sorbos de
manzanilla cuando al mismo tiempo han hecho acto de presencia tanto el Chamán
como el Gran Akila.
Por todos los santos
-exclamó el Chamán- deje esa manzanilla de inmediato y ya sabe el remedio que
en una ocasión le dieron para sus males, reservas, reservas del 98, se quite la
chaqueta y la camisa y se tienda en el escaño, que es necesario que le ausculte
y le tome las constantes vitales.
Una vez que Don Patrocinio
se tendió en el escaño con el pecho y la espalda al descubierto el Chamán pidió
a la gata del servicio doméstico un sacacorchos y cogiendo la botella de Muga
la descorcho como un profesional y se atizó un par de copas y se puso a la
tarea, le tomó la tensión, la temperatura corporal, le midió la concentración
de oxigeno en sangre y en la pantalla del aparato, (Pulsioximetro) pudimos ver
que marcaba noventa y nueve por ciento y además le hizo una glucemia.
Mientras, los demás
permanecimos en silencio con el único fin de no molestar a tan cualificado
profesional, en el desempeño del acto chamán.
Seguidamente lo auscultó,
una vez terminada la auscultación se sentó a la mesa y en el correspondiente
SUAPG (servicio urgente de atención primaria para gatos) emitió su informe y
una vez que lo firmó le pidió al enfermo que firmara de su puño y letra en el
lugar para ello indicado, cosa que Don Patrocinio Herrero Zapatero hizo en el
acto. Le entregó el original a Don Patrocinio y se quedó con dos copias, que
guardó en su maletín, una de ellas la de color rosa sería enviada al
veterinario de cabecera de Don Patrocinio y la amarilla para dejarla archivada
en los archivos que están bajo su poder.
Una vez que Don Patrocinio
se volvió a vestir, el Chamán se ha dirigido a él y en un tono muy severo le ha
advertido que si para un cólico nefrítico, en su día, le recomendaron reservas
del 98 y queso, para el ataque de nervios, debido al hecho de que Usted se
encuentra bastante encabronado, se debía aplicar el mismo remedio, pero aunque
los reservas los tiene que seguir tomando, en el tratamiento que le he
prescrito, hay una pequeña variación, en vez de queso, le receto ratones
“coloraos”, tratamiento que hay que empezar de inmediato. Esto es lo único que
he encontrado en el chequeo al que os he sometido, la glucosa un pelín baja,
que en el momento en que ingiráis alimentos sólidos os subirá a su punto, de
momento tenéis que ingerir esta copa de Muga de la cosecha del 2012, pero lo
suyo son grandes reservas del 98 y alimentos sólidos como el que os he recomendado.
Akila -dijo Don
Patrocinio- despierta a Don Zacarías y que suba de la bodega dos cajas del vino
de la casa y que traiga una de sus jaulas llena de ratones “coloraos”.
El Gran Akila salió como
un rayo en busca de Don Zacarías y una vez que lo despertó, le comunicó las
órdenes que Don Patrocinio había impartido, regresando inmediatamente a nuestro
lado.

Una vez todo introducido
en la cocina, se han abierto las cajas del vino de la casa y de ellas han
empezado a salir grandes reservas del 98 del afamado Muga, las que han sido
inmediatamente descorchadas por el Chamán y acto seguido las ha decantado con
la misma habilidad con que las abre en un decantador de cristal finamente
labrado, para que el vino se oxigene debidamente y acto seguido ha empezado a
servir copas de vino, como no podía ser de otro modo la primera ha sido para
Don Patrocinio, quien ha hecho el esfuerzo de no beberla hasta que todos estuvimos servidos y en ese momento
nos ha propuesto un brindis por la buena marcha de los negocios emprendidos,
brindis en el que todos hemos participado.
De los “coloraos” ya se
encargaba Don Zacarías, con suma habilidad, de colocarlos por docenas en las
correspondientes planchas y que al cuidado de la empleada del servicio
doméstico dejó para dirigirse donde Don Patrocinio estaba con el fin de
interesarse por su salud, a lo que Don Patrocinio le ha contestado que con el
vino se iba recuperando rápidamente y que solo le faltaban unos aperitivos de
los recomendados por el Chamán y le subiría la glucosa, al mismo tiempo le
rogaba que no volviera a gastarle bromas de ese tipo.
Don Zacarías - dije yo- no
podría emplear su maestría en asarme un buen chuletón, todo sea por que llevo
muy mal lo de los huesecillos de los “coloraos” por miedo a atragantarme con
alguno de ellos, como ya vi que le pasaba a Usted en cierta ocasión y ya
veremos si me atraganto con el hueso del chuletón.
Ya lo tengo en la plancha,
solamente espero el momento adecuado para voltearlo, de momento bebe escribano,
a ver si te alumbras como a ti te gusta.
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Colección de zapatos, últimos diseños. |
El alba llega pidiendo
paso a gritos -contestó Don Patrocinio- y los gatos porqueros-psicólogos ya
están organizando la jornada, hasta el Sr. Cura está entre ellos, terminemos la
comida y el vino pues hoy y sin dormir tenemos que continuar trabajando, yo
tengo que pedir los perros que necesitamos y Usted Don Zacarías tiene que
impartir órdenes en cuanto a la escolarización de nuestros retoños para montar
un aula en las debidas condiciones, que de momento no disponemos de ella, en
cuanto a la seta para mi colección de botas de este invierno no va a poder
llevarse a cabo, pues ya las tengo comprometidas y con el precio ajustado, no
obstante para la colección de la próxima primavera-verano que la semana pasada
terminaron de diseñarme, si, sería muy importante disponer de ella y ofrecerla en exclusiva en mis zapaterías, debidamente metida en un estuche de metal
bañado de una capa finísima de oro por el exterior, el interior iría recubierto
de fina seda roja y dentro de este estuche, iría un trozo de seta que, siendo
esta amarilla, le dará el adecuado
contraste, se necesitarán un mínimo de cinco mil con el fin de proporcionárselo
a mis mejores clientas, clientas como Doña Ximena, la invitada de mi esposa,
pero los encarga a un taller especializado vía on-line, ajústelos a buen precio
y se lo cargamos a cada clienta en el correspondiente par de zapatos, si todo
va como espero, en la colección de botas del próximo otoño-invierno, repetimos
la operación. Ahhh no se le ocurra acercarse a comprarlos a una joyería, no
solamente ya por el incremento de precio, sino por el riesgo que corremos de
que todos los que aquí habitamos terminemos en el cuartel de la Guardia Civil,
venga, vamos, rápido, terminemos de una vez el festín y cada uno a lo suyo.
Cada cual terminó su
comida, se escurrieron las copas y cada uno se apresuró a cumplir con la tarea
del día.